Como en sus predecesoras, los asistentes a la jornada pudieron pasear por las vidrieras y azoteas de la tercera catedral más grande del mundo y apreciar su mezcla de arte Gótico y Renacentista. Además, contemplaron los restos de los planos que utilizaron los maestros constructores para guiar a sus operarios y pudieron disfrutar de vistas muy poco conocidas de lugares emblemáticos de la ciudad como el real Alcázar o el Archivo de Indias.
